‘Cómplice
del Dios sabio y suave’. Así calificaban recientemente los lasalianos
argentinos, en un bello y sugestivo folleto, a este humilde instrumento de la Providencia en la
puesta en marcha efectiva de la obra lasaliana. Muy humilde, en efecto, tanto
que casi nunca ha tenido derecho a un apartado propio en los libros que tratan
de estas cosas. Sin embargo, parece indiscutible que su influencia en Juan
Bautista De La Salle ,
que cuando se encontró con él no tenía ni idea de lo que era una escuela, tuvo
que ser determinante. Veámoslo.
Adrián
Nyel era originario de la diócesis de Laon, limítrofe con la de Reims por el
noroeste, aunque no conocemos con exactitud en qué lugar nació. Disponemos, con
todo, de algunos datos indirectos que llevan su nacimiento a 1621 y sitúan a
Nyel en su juventud y primera madurez residiendo en la propia ciudad de Laon,
de cuya catedral un tío suyo sería por aquel entonces canónigo. Tenía probablemente,
por tanto, contactos con la
Iglesia oficial y puede incluso que, por esa época, se
dedicase a asuntos relacionados con la justicia y las leyes.
Con
todo, en 1658 —y no es descartable que
para entonces llevase ya varios años allí—
lo encontramos en Ruan, dedicado de por vida —consta el documento que así lo
compromete— a velar por la buena marcha
de las escuelas para niños pobres y, en particular, a la formación y organización
de los maestros que las atienden. Estas escuelas pertenecen al llamado
‘Hospicio General’ de Ruan, a la sazón una institución de reciente creación,
dependiente de la municipalidad ruanesa, que se dedica a recoger a toda suerte
de personas de las que hoy llamaríamos ‘sin techo’: ancianos, locos, enfermos,
huérfanos, mendigos, discapacitados... Este Hospicio organizaba algunos
trabajos adaptados a la situación concreta de los adultos en él acogidos,
mientras que los niños tenían que acudir a la escuela del propio Hospicio.
Vista de Laon, ciudad natal de Nyel |
Con
el tiempo, además de esta escuela, se fundaron algunas otras en distintos
lugares de la villa de Ruan, que, a pesar de no estar en el interior de su
reciento, dependían del Hospicio General y, por tanto, de las autoridades
municipales ruanesas. En 1670 las escuelas dependientes del Hospicio General de
Ruan eran cuatro, a cuyo cargo se contaban otros tantos maestros. En 1678 el
número de maestros se había duplicado y pronto hubo incluso alguno más que, sin
dar clase, apoyaba el funcionamiento de la comunidad y las escuelas realizando
algunos trabajos manuales, pero sin dar clase.
Además
de formarlos y responsabilizarse del buen desempeño de sus obligaciones
escolares, Nyel quiso agrupar a todos sus maestros en una especie de comunidad
que sobrevivió en el tiempo con cierta constancia, a pesar de que sus miembros
concretos probablemente fueran cambiando, ya que no tenían votos u otros
compromisos, por lo que solo les ligaba a la comunidad su empleo en las
escuelas.
Este
grupo de maestros populares de Ruan presentaba varias peculiaridades. La
primera de ellas es que todos los maestros, incluido su líder, eran célibes y
laicos, es decir que, a pesar de no estar casados, no habían optado por la
ordenación sacerdotal, como solía ser lo más frecuente; a fin de cuentas, ya
que uno no podía casarse, estaba debidamente formado y trabajaba en asuntos
íntimamente relacionados con la
Iglesia , como era la escuela en aquella época, qué más normal
que acceder al estado sacerdotal y aprovechar sus ventajas...
Asilo General de Ruan |
Otra
característica llamativa de estos maestros es que se llamaban entre sí
‘Hermanos’ y hasta habían constituido una cierta estructura organizativa: su
líder era Adrián Nyel, que presidía las oraciones, se encargaba de la formación
profesional de sus compañeros y garantizaba el buen funcionamiento de las
escuelas. Curiosamente los maestros rezaban sus oraciones en francés e
invitaban a ellas, al menos por la tarde, a todos los internos del
Hospicio —y pueblo en general— que estuviesen interesados en participar en
ellas. Podría interpretarse que, al no ser sacerdotes, el latín no tenía para
ellos tanto interés...
Se
vivía por aquel entonces en Ruan una ardorosa efervescencia escolar, que
también había reunido en comunidad a un grupo de maestras, dirigidas por el Padre
Nicolás Barré, que animaban varias escuelas para niñas. Todo parece indicar que
el grupo masculino de Nyel tenía relaciones cordiales con esta comunidad
femenina de Barré, a nivel espiritual, organizativo e incluso, financiero,
puesto que a unos y otros les venían bien las donaciones de las personas devotas
y pudientes, que en Ruan constituirían un grupo bastante acotado.
Hermano
Josean Villalabeitia
oh!!
ResponderEliminarque sorpresa saber esto!
OMG
ResponderEliminar.-.
ResponderEliminarpero cuando murio ?
ResponderEliminarcuales son los padres
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarcaca
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