lunes, 8 de octubre de 2018

El Hermano Benito de Jesús, mártir en Turón, primer santo argentino


El Hermano Benito de Jesús, nombre en religión de Héctor Valdivielso Sáez, nació Buenos Aires, más concretamente en el barrio de Boedo, el 31 de octubre de 1910. Poco después, en 1914, viajó con toda su familia a España, instalándose en Briviesca (Burgos). Algunos años más tarde ingresaría en el vecino monasterio de Bujedo para formarse como Hermano de La Salle.

El 5 de octubre de 1934 -el Hermano Benito contaba entonces 24 años de edad- fue detenido, junto con sus siete compañeros de comunidad y el capellán pasionista que se hallaba con ellos de paso, en la escuela Nuestra Señora de Covadonga, del pequeño pueblo de Turón (Asturias), donde enseñaban a hijos de mineros.

Después de permanecer varios días en la "Casa del Pueblo", los siete Hermanos de La Salle y el padre pasionista, fueron llevados en la madrugada hasta el cementerio de Turón, ante cuyas tapias los fusilaron los milicianos, sin acusación ni juicio previo, el 9 de octubre de 1934.

En eucaristía de beatificación, el 29 de abril de 1990, Juan Pablo II dijo que los mártires de Turón habían sido asesinados por "odium fidei", es decir, por odio a la fe, y que aceptaron cristianamente el sacrificio antes de renunciar a Cristo Jesús.

Para la canonización hizo falta comprobar algún acontecimiento extraordinario atribuido a la intercesión de los mártires de Turón. El milagro que se produjo el mismo día de la beatificación en la persona de Rafaela Bravo Jirón, una joven nicaragüense de 24 años de edad que se debatía entre la vida y la muerte por culpa de un cáncer de útero. Tras las oraciones por mediación de los Hermanos beatos, Rafaela resultó completamente curada, sin que los médicos hallaran una explicación científica.

La canonización del beato tuvo lugar en el Vaticano el 21 de noviembre de 1999, junto a la de sus compañeros de martirio en Turón, y a la del Hermano Jaime Hilario, también martirizado durante la guerra civil española, a principios de 1937.


Oración a San Héctor Valdivielso

Señor Dios y Padre nuestro, tú has hecho del Hermano Héctor y de sus siete compañeros mártires, educadores de la niñez y de la juventud y testigos de la fe hasta dar la vida por ello. 
Te pedimos, por sus méritos y su intercesión que, fortalecidos por el Espíritu Santo, nos dediquemos con fervor al anuncio del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén

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