Aparte de sus múltiples habilidades manuales, Tere también exhibe una reiterada afición por los trovos populares, que le viene de familia y exhibe siempre que puede. "Nada de poesía medida y esas cosas -comenta ella sin darle importancia-; simples rimas que quedan más o menos bien..."
Una de sus últimas composiciones tiene que ver con Juan Bautista De La Salle. Es la que tienes a continuación, muestra indudable de su cariño hacia nuestro Padre y Fundador y, también, de su extenso conocimiento de la vida del santo lasaliano. ¡Enhorabuena, Teresa, por estos sentidos versos!
En Reims, ciudad distinguida
de Francia,
en mil seiscientos
cincuenta y uno,
el 30 de abril, en la abundancia,
JUAN BAUTISTA vino
al mundo.
Todo parecía resplandecer
bajo el mando del “Rey
Sol”
y en el gran siglo francés
¡Juan Bautista la luz vio!
Su padre, Luis De La
Salle,
magistrado de la Audiencia;
su madre, Nicolasa
Moët,
mujer piadosa y con paciencia.
Juan Bautista fue primogénito
de familia numerosa acomodada
y sus padres no dudaron un momento
en proporcionarle una educación esmerada.
¿Le harían un buen soldado?
¿A una carrera de leyes lo destinarían?
Tenía que ser digno
de sus antepasados,
pues entre ellos... ¡ilustres personajes había!
Acudió a importantes colegios,
pero a la edad de quince
años
ocurrió un hecho muy particular.
Tenía un pariente
de prestigio
que era Canciller
en la Universidad
y, además de renombrado canónigo,
fue de la Champaña Vicario
General.
Este había decidido retirarse
y pensó en Juan
Bautista para sucederle.
Ser canónigo, importante dignidad eclesiástica,
le obligaba a su mayor entrega, en breve.
Con tan solo quince
abriles
era canónigo de la
catedral de Reims.
Sirvió de modelo y ejemplo
a varones de mayor experiencia y saber.
Con sentida vocación
sacerdotal
ingresó en un Seminario de París,
pero su triste situación
familiar
le obligó a reflexionar sobre su porvenir.
Con nueve meses de diferencia
a sus dos
progenitores perdió,
haciéndose cargo con urgencia
de seis hermanos, pues él era el mayor.
Durante cuatro largos años
la función de tutor
desempeñó.
Juan Bautista pidió que le relevasen
y la familia acogió su razonable petición.
En Reims, sacerdote
fue ordenado,
celebró su misa en la catedral,
era Ministro de Dios
enviado
con una inmensa dignidad.
La educación de los
más necesitados
fue la mayor preocupación en su tiempo.
De jóvenes maestros se había rodeado,
¡que a educar también estaban dispuestos!
A su cargo de canónigo renunció,
entre los pobres
repartió sus riquezas
cuando un hambre espantosa asoló
y a muchas familias llegó la pobreza.
“CONFIEMOS EN LA
PROVIDENCIA”,
repetía Juan Bautista a sus Hermanos
y actuando con prudencia
vivieron en comunidad como cristianos.
Fundador de las
Escuelas Cristianas
creó nuevos modelos de enseñanza
y la formación religiosa cuidó con esmero.
Le costó grandes
sacrificios,
contratiempos, largas horas de plegarias,
dificultades en el camino
y hasta persecuciones inesperadas.
Para reforzar el fervor y la generosidad
de la comunidad de los Hermanos,
se estableció el primer
Capítulo General
con los tres votos
que se formularon:
ASOCIACIÓN, para sostener
las escuelas,
ESTABILIDAD en la
sociedad,
OBEDIENCIA a
dicha sociedad y superiores,
prometieron con absoluta disponibilidad.
Con la edad, su salud
fue empeorando,
la última misa celebró en san José,
y el 7 de abril de
1719
JUAN BAUTISTA en Ruan
se nos fue.
“ADORO EN TODO LA
VOLUNTAD
DE DIOS PARA CONMIGO”
fueron sus últimas palabras
con Jesús, su modelo divino.
Nos ha enseñado el amor
a los alumnos,
la ayuda constante
a sus necesidades,
apoyándoles en sus debilidades
y alentándoles en sus dificultades.
Hoy hay colegios de La
Salle
extendidos por 87 países del mundo,
con 85.000 profesores
y cerca de un millón de alumnos.
GRACIAS, JUAN
BAUTISTA,
GRACIAS, por tu destacada labor,
GRACIAS, por tu actitud progresista,
GRACIAS, “Hermano”, ... ¡de corazón!
Teresa Carrascal
(Las negritas y mayúsculas son de la autora)
No hay comentarios:
Publicar un comentario