lunes, 22 de febrero de 2016

La Salle en Haití

El terremoto de Haití, el país más pobre de América, significó en 2010 para muchos, entre otras cosas, el descubrimiento de una realidad lasaliana que había pasado bastante desapercibida y que, sin embargo, por diferentes motivos, merecía alguna atención. Porque la historia de los Hermanos de La Salle en Haití es muy original y está plagada de inquietudes carismáticas, generosidad y dinamismo misionero. Por otra parte, si atendemos a la evolución de La Salle en Haití, es de subrayar la enorme vitalidad que se observa hoy en día por aquellas tierras caribeñas.



              Piratas y jubilados.- Los Hermanos de La Salle llegaron a Haití en 1974. Dicen que su decisión definitiva vino precedida por el viaje de un Hermano canadiense de cierta edad que buscaba fuera de Canadá algún lugar donde poder seguir entregándose sin trabas a la misión lasaliana, a poder ser entre los más pobres. El hecho de disponer de una jubilación sustanciosa facilitaba bastante la tarea pues evitaba, en buena medida, los problemas derivados de la financiación de obras y comunidades.

Su lengua materna, el francés, llevó a este Hermano inquieto a Haití, y dentro de este país, buscando radicalidad, su destino final fue la isla de La Tortuga, famosa en otra época como refugio de bucaneros, que por su situación geográfica, orografía, clima, condiciones de vida de sus habitantes y otras circunstancias podría ser con razón calificada como lo más pobre entre los pobres haitianos.

La idea de fundar en la isla de La Tortuga sedujo enseguida a algunos otros Hermanos canadienses jubilados de modo que pronto estuvieron en condiciones de organizar la primera comunidad lasaliana de Haití, integrada por cuatro Hermanos jubilados del por aquel entonces Distrito Francófono de Canadá, que se fueron incorporando a ella progresivamente.

               Salto a la "gran tierra".- Así llaman en Haití a la parte de La Española  -otra isla-  en la que vive la mayor parte de los haitianos, y en ella va a proseguir la aventura de aquellos pioneros. Con enorme impulso, como indica el crecimiento de obras y comunidades que se produce en muy poco tiempo. Así, en 1976, dos años después de la llegada de los primeros Hermanos a La Tortuga, se abrirá en Puerto de Paz, en las costas norteñas de la gran tierra, justo enfrente de la isla de La Tortuga, el Colegio de Nuestra Señora de Fátima.

Una circunstancia providencial va a acelerar aún más, si cabe, la implantación lasaliana en Haití. Y es que los Hermanos Menesianos, presentes en el país desde 1864, desean reagrupar sus comunidades, dispersas por toda la geografía haitiana, y ven en la presencia de los lasalianos al noroeste una oportunidad de oro para adoptar decisiones. De esta forma, llegarán al acuerdo de traspasar a los Hermanos de La Salle dos escuelas primarias: San José, en Puerto de Paz, en 1977, y la de San Luis del Norte, a pocos kilómetros, que pronto se transformará en Liceo de Bachillerato, en 1979. Este periodo inicial de implantación concluirá en 1980 con el traspaso a manos de los lasalianos del Liceo Diocesano de Puerto de Paz, que hasta entonces había sido dirigido por los Monfortianos, apóstoles de la primera evangelización de aquella comarca.

Que La Salle valora por aquellos años con optimismo su presencia en Haití lo sugiere la inauguración, en 1985, del Centro La Salle, de Puerto de Paz, destinado a casa de formación, que pronto acogerá un noviciado. Por esa época también, en 1986, se inaugura el Liceo de La Tortuga, al tiempo que, un par de años más tarde, se abrirá una sección técnico-profesional en el Colegio de Fátima.

Este final de los años 80 señala el punto culminante de la actividad de los Hermanos canadienses en Haití, que llegarán a ser una treintena, casi todos jubilados en su país  -que no en Haití-, distribuidos en seis comunidades, situadas todas hacia el noroeste del país.

               Entre tradición e innovación.- La actividad apostólica de los Hermanos de La Salle en Haití en los primeros veinte años de la fundación se caracteriza, en parte, por su fidelidad a lo que ha sido clásico entre los lasalianos desde el primer momento de su larga historia: animación de escuelas primarias, colegios de bachillerato, una escuela profesional, actividades catequísticas en ambiente escolar y parroquial, pastoral vocacional...

Pero, al mismo tiempo, su actividad presenta rasgos muy originales, sobre todo en la isla de La Tortuga, hasta el punto de haber oído a más de uno proclamar por allá que "gran parte de lo que hay aquí lo promovieron los Hermanos canadienses". Se referían a la construcción de caminos y carreteras, escuelas, campos deportivos, centros de alfabetización de adultos, cooperativas para campesinos y mujeres, centros culturales, y hasta una caja de ahorros. A este respecto, es de subrayar el intenso apoyo que recibieron los Hermanos, para financiar sus proyectos, de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (ACDI).

Esta labor misionera de impulso al desarrollo, que sostienen los Hermanos con ayudas del exterior, continúa en nuestros días, con las obras de instalación de una ambiciosa conducción de agua en La Tortuga, por ejemplo, o esos dos establecimientos de reprografía que prestan valiosos servicios a la población, al tiempo que contribuyen a la financiación de los centros escolares.

               La actualidad.- A partir de los años 90 parece claro que Canadá no va a poder reemplazar a los Hermanos misioneros en Haití que, como consecuencia de la edad y las enfermedades, van abandonando la misión caribeña. Habrá que dejar algunas obras y buscar refuerzos en otros distritos más boyantes en personal. A la llamada acudirán algunos franceses y también, a partir de 1999, Hermanos colombianos del Distrito de Bogotá. En 2005, Haití dejará de pertenecer al Distrito de Canadá para unirse a la Delegación de Antillas, y algo más adelante, con la reorganización general de aquella zona, pasará a formar parte del Distrito de Antillas-México Sur, al que pertenece en la actualidad, junto con otros sectores lasalianos caribeños, como son la República Dominicana, Cuba y Puerto Rico.

Los jóvenes haitianos se han ido interesando estos últimos años por la vocación de Hermanos, de modo que se habilitó, esta vez en la capital, Puerto Príncipe, otra casa de formación, que ha servido de noviciado o escolasticado, según los momentos, reservando el Centro La Salle, de Puerto de Paz, como postulantado. Tras el terremoto, con las generosas donaciones recibidas un poco de todas partes, se pudo iniciar la construcción de un nuevo colegio lasaliano, también en la capital, que está ya en su tercer curso de funcionamiento.

En la actualidad el sector de Haití cuenta con una treintena de Hermanos, la mayor parte haitianos de profesión temporal, aunque son ya tres los que han superado la barrera de los cincuenta años. Los apoyan cinco Hermanos extranjeros, algunos de edad ya provecta. Las comunidades son cinco: isla de La Tortuga, dos en Puerto de Paz  -Fátima y La Salle-  y otras dos, las más recientes, en Puerto Príncipe.

               Las Siervas Lasalianas de Jesús.- Una rama muy joven del tronco lasaliano haitiano es también esta congregación de religiosas, de carisma intensamente lasaliano, que está dando sus primeros pasos en Haití. Nacieron en Puerto de Paz a principios de los años 90, aunque su reconocimiento episcopal data de 1998.

El origen de este nuevo Instituto lasaliano hay que buscarlo en el Colegio de Nuestra Señora de Fátima, del que varias de sus iniciadoras eran maestras. Poco a poco, con el apoyo inestimable del Visitador Auxiliar canadiense para la zona y la dirección espiritual del Hermano Hermann Austinvil, haitiano, a la sazón director del Colegio, el grupo de maestras va estructurándose y planteándose metas cada vez más exigentes. Según las propias Hermanas afirman, el Hermano Hermann, al que consideran su fundador, "sabía atraer la atención de los profesores sobre la situación de los alumnos más afectados por las dificultades familiares, económicas y escolares, y nos recordaba constantemente lo que Juan Bautista De La Salle deseaba para los niños confiados al cuidado de sus discípulos".

Las Siervas Lasalianas de Jesús profesas son hoy siete, aunque tienen varias postulantes. Animan en Puerto de Paz un orfanato para niñas pobres, dos escuelas y un dispensario.


                                                                                                        Hermano Josean Villalabeitia


lunes, 15 de febrero de 2016

Centenario de La Salle en Gipuzkoa (España)


  • Gipuzkoa, la provincia española menos extensa y, sin embargo, una de las que más centros de La Salle tiene
  • La proximidad de la frontera francesa y los acontecimientos de 1904 en Francia lo explican
  • Dos interesantes libros, cuyos autores son profesores de la Universidad del País Vasco, narran al detalle los cien primeros años de La Salle en Gipuzkoa

Gipuzkoa, territorio vasco situado en el Golfo de Bizkaia, limítrofe con Francia por la región occidental de los Pirineos, de verdes praderas y suaves montañas, ha sido  -y es-,  a pesar de su pequeña extensión, una de las provincias españolas con mayor presencia de centros de La Salle. Al mismo tiempo, y seguramente relacionado con el dato anterior, muchos Hermanos de La Salle son, en la actualidad, guipuzcoanos.

El hecho se explica, en gran medida, por la expulsión de los religiosos lasalianos de las aulas francesas, en 1904, aunque ya antes de aquellas tristes fechas los Hermanos habían llegado a Donostia/San Sebastián (Los Ángeles, 1901) y a Zarautz (1904). Antes de 1904 los lasalianos tenían, asimismo, una relativamente sólida implantación en la vecina provincia vasca de Bizkaia (Bilbao-Deusto, 1887; Bilbao-Iturribide, 1888; Bilbao-Santiago Apóstol, 1893; Algorta, 1904).

Pero a partir del otoño de 1904 las escuelas de La Salle en Gipuzkoa comienzan a multiplicarse a gran velocidad: Azkoitia (1904), Eibar (1905), Elgoibar (1905), Donostia/San Sebastián-Saint
Bernard (1905), Irún (1906), Beasain (1909), Elgeta (1909), Zumárraga (1914), etc. Se trataba, casi siempre, de pequeñas escuelas populares, al servicio de localidades rurales también pequeñas.

Este hecho, con sus consecuencias, lo cuentan con todo detalle los profesores de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) Paulí Dávila, Luis María Naya e Hilario Murua, en una amplia y cuidada publicación en dos tomos, que vio la luz a finales de 2009. Estos dos libros son ahora accesibles a todos los interesados desde la página web de la dicha universidad vasca.

Quienes deseen conocerlos y consultarlos los tienen a su disposición en los siguientes enlaces:

Cien años de La Salle en Gipuzkoa - TOMO I

Cien años de La Salle en Gipuzkoa - TOMO II