martes, 27 de febrero de 2018

San Gabriel de la Dolorosa, antiguo alumno lasaliano

Su fiesta litúrgica se celebra hoy, 27 de febrero




















«La enfermedad y la muerte fueron los peldaños de una heroica ofrenda. Joven atractivo, con gran éxito social, viéndose sin salud prometió consagrarse. Esta decisión, reiteradamente incumplida, la materializó al morir su hermana» 
La vida de Francisco Possenti, un amasijo de enfermedad y muerte que fueron peldaños de una heroica ofrenda, es la de una intensa y bellísima historia de amor a Jesús crucificado, a la Eucaristía y a la Virgen. Pero no fue así desde el principio. Acomodado a los recursos que le ofrecía el alto estatus social de su familia y el éxito que le rodeaba, fue aplazando la respuesta al llamamiento que claramente percibía dentro de sí. Experto en promesas incumplidas se ofrecía a Dios, y casi a renglón seguido se olvidaba de materializar su entrega. La maraña de autoengaños y mentiras psicológicas en las que se enredó le hacían perder el tiempo que Dios había trazado sobre él. Hasta que el sufrimiento atenazó su vida con su propia enfermedad y con la pérdida del ser que más quería. Después jamás intentó doblegar la voluntad divina queriendo acomodarla a la suya. Conmovió el corazón de Gemma Galgani asistiéndola desde el cielo, a través de «visitas» en las que la animaba y aconsejaba.
Nació en Asís, Italia, el 1 de marzo de 1838. Era el undécimo de trece hermanos. Perdió a su madre cuando tenía 4 años. Su padre era juez en la ciudad y al quedarse viudo se ocupó personalmente de su formación. Era un hombre creyente que, junto a su esposa, había alentado a sus hijos a compartir diariamente prácticas de piedad como el rezo del rosario. Sostenidos por su confianza en
Dios afrontaron la desaparición de cinco de los hermanos. La sensibilidad de la que hacía gala se puso de manifiesto también con la educación de Francisco. Éste tenía lo que se dice mal genio. Un carácter impulsivo y tendente a la ira, que su progenitor se preocupó de templar a través de la selecta educación que le proporcionaron los Hermanos de las Escuelas Cristianas y los jesuitas con quienes le llevó a estudiar.
El mundo en cierto modo le atraía, y como era un líder fácilmente sobresalía en cualquier lugar. Después, la indómita personalidad, atenuada progresivamente, dejó traslucir un «temperamento suave, jovial, insinuante, decidido y generoso; poseía también un corazón sensible y lleno de afectividad… Era de palabra fácil, apropiada, inteligente, amena y llena de una gracia que sorprendía…». Además, poseía innegable atractivo: alto y bien formado; le acompañaba incluso su tono de voz. Esmerado en el vestir –iba a la última– tenía dotes para el canto, la poesía y el teatro. Sensible y proclive al enamoramiento, se sentía atraído por la lectura de las novelas. Pero como en su interior mantenía siempre viva su fe cristiana (incluso tenía en su habitación una escultura de la Piedad que veneraba), después experimentaba una honda tristeza y abatimiento. A veces iba con su padre al teatro, y lo abandonaba a escondidas para rezar bajo el pórtico de la cercana catedral, regresando de nuevo antes de finalizar la función.
Dios tocó su corazón por medio de una grave enfermedad. Aterrorizado por ella, prometió que si sanaba abandonaría la vida que llevaba. Se curó, pero no cumplió su palabra. Con todo, llamó a la puerta de los jesuitas, y aunque fue aceptado pensó que le convenía una comunidad más rigurosa. Nuevamente estuvo a punto de morir, y seguro de que sanaría manteniéndose fiel a Dios, tocado
por el ejemplo del beato Andrés Bobola, al que había pedido su mediación, efectivamente se curó. Solo le quedaba cumplir su promesa ingresando con los jesuitas. Sin embargo, dejó pasar el tiempo. Entonces perdió a la hermana que más quería a consecuencia de una epidemia de cólera, y lo interpretó como un signo divino inaplazable. De modo que, comunicó a su padre la decisión que daría el rumbo definitivo a su existencia. A su progenitor le parecía que un joven tan mundano como él no iba a encajar fácilmente en esa forma de vida y desistiría de su empeño prontamente. En esa época intervino María. El 22 de agosto de 1856, cuando Francisco asistía a la procesión de la «Santa Icone» en Spoleto, donde residía, la Virgen le dijo: «Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida religiosa». Y el 10 de septiembre de 1856, con 18 años, ingresó en el noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata). Al profesar tomó el nombre de Gabriel de la Dolorosa.

Efectivamente, tal y como su padre pensó, la diferencia entre la vida que había llevado y la conventual le costó grandes esfuerzos a todos los niveles. En nada se parecía la frugalidad de una mesa sobre la que se extendían humildes viandas con los apetitosos bocados que había gustado en su casa. Los horarios, la disciplina… Se sobrepuso a todo. Y después hizo notar en sus escritos: «La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas paredes son indecibles». Se formó en Preveterino, Camerino e Isola feliz de poder convertirse en sacerdote, pero Dios tenía otros planes para él. Nunca se quejó, soportó santamente las humillaciones, y fue admirado por sus hermanos por la amabilidad de su trato, su fervor y la fidelidad en el cumplimiento de lo que se le indicaba. «Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar a otro un vaso de agua», decía.
Refugiado en Cristo, y tan alejado de la notoriedad, hasta quemó las notas de sus experiencias místicas que habían estado cuajadas de favores celestiales. Paciente, humilde y obediente supo sacar partido a las mortificaciones y penitencias, creciendo en la santidad a través del dominio de la voluntad en las pequeñas cosas del día a día. A punto de ser ordenado sacerdote en 1861, contrajo la tuberculosis. Tenía presente la Pasión de Cristo y le habían consolado «Las glorias de María» de san Alfonso María de Ligorio, que acrecentaron su devoción por la Virgen. Tras un año de sufrimientos, ofrecidos como víctima expiatoria a Cristo, dando heroico testimonio de paciencia y de conformidad en tan doloroso proceso, murió en Isola del Gran Sasso, Teramo, el 27 de febrero de 1862. Fue canonizado el 13 de mayo de 1920 por Benedicto XV.

viernes, 23 de febrero de 2018

2018, año del Siervo de Dios Hermano Victorino, de La Salle

El calendario de 2018 del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas tiene señalada una cita especial.  La Comisión de Teólogos nombrada por la Congregación para las Causas de los Santos examinará detenidamente en Roma, el próximo 15 de noviembre, la Positio (documento oficial que recoge la trayectoria personal de un candidato a la Beatificación) de un Hermano De La Salle.  Se trata de Augustin Arnaud (1885-1966) conocido como Hermano Victorino De La Salle, que ejerció su apostolado en Cuba y Puerto Rico.  No es frecuente que se produzca un acontecimiento de esa índole, y toda la familia lasallista en unión de oraciones estará presente durante las reuniones que tendrán lugar en Roma.

Nuestro Hermano De La Salle había nacido en Francia y llegó a Cuba en 1905, formando parte de una comunidad de Hermanos que se establecería en la nueva República de Cuba fundada tres años antes.  La labor realizada en esos primeros años fue muy eficaz para restablecer el acercamiento de los fieles y sus familias a la Iglesia, mediante la fundación de colegios católicos que ofrecían una educación más moderna, lejos de los cánones de la Metrópoli, mientras impartían valores cristianos en el curso de una nueva evangelización.
El acertado criterio del Hermano Victorino le hizo ver que hacía falta algo más que las asociaciones o grupos, que se formaron entonces en torno a los colegios católicos, para mantener la vigencia de la fe y la práctica de la religión. Era necesario -pensaba- organizar un movimiento diferente, innovador, comprometido y valiente.   Así surgió, en 1928, la Federación de la Juventud Católica Cubana, una asociación nacional organizada a través de grupos y coordinada a nivel diocesano, que mantenía y desarrollaba su apostolado como el objetivo de todos los católicos comprometidos con la labor de Iglesia.  Los denominados federados recibían una formación que se actualizaba de forma permanente a través de cursos, seminarios y encuentros periódicos, con el apoyo explícito del Episcopado cubano.
El diseño de ese movimiento laico de hombres y mujeres fue abarcando progresivamente en las diferentes ciudades y poblaciones de Cuba a los estudiantes, universitarios, obreros, fieles de las Parroquias y matrimonios, siguiendo
las pautas del Hermano Victorino, quien se adelantó varias décadas en promover el protagonismo que tienen ahora los laicos en la vida de la Iglesia con el impulso del Concilio Vaticano II.  Estadísticas publicadas en la IV Semana Internacional de la Acción Católica, celebrada en Montevideo (Uruguay) en 1956, indican que en esa fecha la organización fundada por el Hermano Victorino contaba con 1.080 grupos, formados por un total de 32.000 miembros.


El Hermano Victorino De La Salle había recibido una especial gracia de Dios: el peculiar carisma que le acompañó siempre. Su liderazgo participativo, esa manera de expresarse de forma reflexiva y convincente desde el testimonio de su propia vida, sigue siendo un modelo para todos. Su ejemplo sembró numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas entre los jóvenes cubanos.
Tras su fallecimiento, muchas personas que le habían conocido y participado en su labor de apostolado recopilaron datos y testimonios sobre su vida ejemplar.  Así, un número importante de católicos consideraba que existían evidencias suficientes para iniciar el reconocimiento de su santidad.  El Cardenal de Puerto Rico Monseñor Luis Aponte Martínez, respaldó esas peticiones y el 30 de marzo de 1999 dictó el Decreto de Introducción de la Causa de Beatificación del ya considerado Siervo de Dios Hermano Victorino, de La Salle.
El Superior General del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas designó al Hermano Rodolfo Meoli, para el seguimiento de ese tema desde la Casa Generalicia en Roma.  A su vez, las autoridades de la Santa Sede nombraron al capuchino Fray Vincenzo Criscuolo, Relator de la Causa de Beatificación, quien concluyó el 17 de noviembre de 2015 la redacción de la Positio (590 páginas) documento oficial que incluye además de los testimonios de los testigos que conocieron al Hermano Victorino, los principales aspectos de su vida y virtudes junto a sus escritos.  Ese texto será examinado por la citada Comisión de Teólogos, designada por la Congregación para las Causas de los Santos, en la reunión convocada en Roma el 15 de noviembre de 2018.
Pedimos a toda la familia lasallista que, en unión de oraciones, acompañe este proceso, invitándoles a conocer la vida y obra del Siervo de Dios Hermano Victorino, de La Salle.
Texto de Alberto Sala Mestres, aparecido en el blog "Cuaderno de Pozos Dulces"
Puede verse más información en:   http://www.victorinodelasalle.org

jueves, 15 de febrero de 2018

La Salle-Montería, de Colombia, cumple 60 años


La década de los años 50 tuvo gran importancia para la educación en la ciudad colombiana de Montería. Durante esa época se fundaron varios colegios en la capital de recién creado departamento de Córdoba.

Uno de esos centros educativos fue el Colegio La Salle Montería que empezó a prestar sus servicios el 10 de febrero de 1958 con 130 estudiantes distribuidos en los grados tercero, cuarto y quinto en primaria y sexto en bachillerato. La inauguración y bendición del naciente plantel educativo estuvo a cargo de Monseñor, Rubén Isaza Ruiseco, obispo de la zona en esa época.

Los precursores para que la Obra Educativa La Salle llegara a esta ciudad y a Córdoba fueron los Hermanos Gaspar María, Ernesto Octavio, Ambrosio Berchmans, Ceferino Silvano y Manuel León.

La Salle Montería está ubicado en el barrio Pasatiempo en un área de 56 mil 800 metros cuadrados, que comprenden las secciones de preescolar, primaria y bachillerato. En sus inicios, hace más de cinco décadas, el colegio tuvo sede en la carrera séptima con calle 22 en cercanías al centro de la capital. Las instalaciones actuales empezaron a construirse en 1964 en terrenos que fueron donados en gran parte por los distinguidos, Luis y Juan Dereix, y el resto se adquirió con recursos propios de la Congregación.

La primera Promoción de Bachilleres de La Salle Montería se graduó el 17 de noviembre de 1965, con 24 alumnos. A partir del año 1973 empezó a ofrecer educación en el nivel preescolar y desde 1975 dejó de ser un Colegio que solo ofrecía servicios a la población masculina, permitiendo el ingreso de personal femenino.

En la actualidad, el Colegio La Salle Montería cuenta con espacios físicos amplios y cómodos para la óptima prestación de los servicios educativos con 2 canchas de futbol, coliseo cubierto, biblioteca, cafetería, 2 zonas de juegos recreativos, 5 canchas de voleibol y baloncesto; laboratorios de física, química y biología, 1 auditorio, capilla, 2 salas de informática, 1 sala de audiovisuales, enfermería y taller de ebanistería.

Para ver un vídeo promocional de La Salle Montería, pinchar AQUÍ.

 La Comunidad Educativa está conformada por 2.080 estudiantes, 102 educadores; 9 administrativos y 18 personas de servicios generales y es animada por la Comunidad de Hermanos de Montería.

La Salle Montería ha sido altamente reconocido en la sociedad por formar a niños y jóvenes humana y cristianamente. Además, por sus positivos resultados en las pruebas Icfes que lo ubican en el nivel muy superior desde el año 2004; por el destacado desempeño de sus estudiantes en los campos académicos, culturales, artísticos y deportivos; por la calidad y el talento de sus educadores y por la fraternidad que se vive día a día en esta obra lasallista.


Para ver el vídeo de los 60 años de la fundación del Colegio La Salle-Montería pinchar AQUÍ.

Para acceder a la página web del Colegio pinchar AQUÍ.




martes, 6 de febrero de 2018

Santo Hermano Miguel Febres Cordero

El próximo día 9 de febrero celebraremos la fiesta litúrgica del santo Hermano Miguel Febres Cordero, el primer ecuatoriano que profesó en el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y el primer varón ecuatoriano en alcanzar la gloria de los altares oficiales. Siguió para ello la senda que le marcara el santo fundador de los Hermanos, Juan Bautista De La Salle.

El Hermano Miguel nació en Cuenca en 1854; formaba parte del grupo de primeros alumnos de la escuela que los Hermanos franceses acaban de abrir en aquella ciudad ecuatoriana. El Hermano Miguel destacó por sus dotes literarias y también por su habilidad catequística con los niños. Desde 1907 residió en Europa, en Francia, Bégivca y, por fin, España. Fallecería un 9 de febrero de 1910 en la comunidad catalana de Premiá de Mar, en España. El papa Juan Pablo II lo declaró oficialmente santo en 1984.


Existe en Internet un vídeo interesante sobre la vida del santo Hermano Miguel, con varias intervenciones del Hermano Eduardo Muñoz, seguramente quien mejor conoce la vida y misterios del santo ecuatoriano, y también con imágenes del santuario del Hermano Miguel en Quito y del museo del santo, adjunto al santuario. Para ver este vídeo pinchar AQUÍ.

Además del vídeo, en el siguiente enlace tenemos una colección de simpáticas postales del Hermano Miguel en relación con múltiples actividades lasalianas, sobre todo deportivas. Para tener acceso a las imágenes, pinchar AQUÍ.

Santo Hermano Miguel Febres Cordero, de las Escuelas Cristianas, ¡ruega por nosotros a Dios!



jueves, 1 de febrero de 2018

La vocación de Hermano de La Salle


¿Entregando mi vida puedo mejorar el mundo? De esta pregunta tan directa parte este vídeo vocacional lasaliano, que invita directamente a plantearse la opción de ser Hermanos de las Escuelas Cristianas. Es el del Hermano un camino de seguimiento de san Juan Bautista De La Salle por los caminos del Evangelio, entre los niños y los jóvenes necesitados, en el mundo de la educación.


Luego, a partir de ahí, el vídeo va desgranando los múltiples aspectos de la vida de los Hermanos, planteándolos de una forma atractiva y dinámica. Para concluir con un "Tú puedes vivirlos", es decir, está a tu alcance compartir todos estos tesoros de la vida del Hermano con tal de que te atrevas a ser uno de ellos. ¡Anímate!

Interesante vídeo, muy corte, que puedes ver pinchando AQUÍ.