domingo, 9 de noviembre de 2014

La estrecha conexión Barré-De La Salle

Precursores de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (11)


Beato Nicolás Barré
Cuando trata sobre el Padre Nicolás Barré y su relación con la fundación del Instituto de las Escuelas Cristianas, Blain, el principal biógrafo de De La Salle, no tiene la menor duda: “Si el santo Mínimo [Barré] no tuvo ante los hombres la gloria de haber realizado esta institución [de las Escuelas Cristianas], sí la tuvo, sin duda, delante de Dios, pues de hecho fue el primero que concibió el proyecto, el primero que lo planificó y el primero que trabajó en él”. Según Rigault, el propio “Señor De La Salle, concluyendo sus años terrestres en San Yon, en el suburbio ruanés de San Severo, no se privaba de repetir a quienes le rodeaban cómo las obras de Ruan habían suscitado las de Reims, cómo él mismo había solicitado y seguido los consejos del Padre [Barré] para comprometerse a fondo en su propio camino”. Y, como para justificar su opinión, Rigault añade a continuación un comentario nada gratuito: “Evidentemente, a los Hermanos les gustaba recordar, con Blain, todo lo que tenía que ver con su Congregación en la historia de la capital normanda”.


Pero la influencia no se habría producido únicamente en los aspectos exteriores. Según Blain, el Padre Barré tuvo por aquellos primeros años de la fundación lasaliana una influencia trascendental en la vida espiritual de Juan Bautista, de modo especial en aquellas opciones heroicas que le encaminaron de manera definitiva hacia la opción por las escuelas y a compartir su vida con los maestros, “ya que fue el Padre Barré quien le inspiró el espíritu y las máximas con las que debía guiarse; él quien le sostuvo en las dificultades y contradicciones que encontró; él quien le sugirió los consejos heroicos de abandonar la canonjía, de despojarse de su patrimonio, de distribuirlo entre los pobres, de fundar sus escuelas solo sobre la pobreza evangélica, y de abandonarse él mismo y los suyos a la divina Providencia. En una palabra, fue el Padre Barré quien arrojó en el alma del Santo Fundador las semillas de esta sublime perfección que admiramos”. O, por afirmarlo con aún más rotunda nitidez, “fue él quien animó al Señor De La Salle a comenzar su Instituto y quien le dirigió en esta empresa”.
Pensionado La Salle - Ruan

En otro momento de su obra, Blain adopta una visión algo diferente, aunque también relaciona estrechamente a ambos protagonistas con una obra que, a la postre, resultaría trascendental: los institutos de maestros caritativos que animaban esas escuelas populares. Solo que, en esta ocasión, el biógrafo ruanés distribuye los papeles: “El reverendo Padre Barré, Mínimo, y el Señor De La Salle fueron los primeros que pensaron en establecer Institutos consagrados exclusivamente a la instrucción caritativa y a la educación cristiana de los niños pobres y abandonados. El primero lo consiguió para las niñas; el segundo para los niños. Y estos son los dos tipos de Institutos según los cuales se forman otros”.

En otro momento, respondiendo a una autopregunta retórica, el canónigo Blain se plantea la existencia de precursores de las obras apostólicas escolares de Barré y De La Salle, y hasta se anima a citar algunos: “¿Es cierto que la Institución de las Escuelas Cristianas es tan reciente? Si se contemplan las circunstancias, lo reconozco: es de fecha reciente. Son el reverendo Padre Barré, Mínimo, y el Señor De La Salle los que parecen ser sus primeros autores. Si se les quiere dar un origen más antiguo en Francia, se encontrará un esbozo en los establecimientos de las religiosas Ursulinas, en las instituciones de las Hijas de Nuestra Señora, de la Señora de Lestonac, de las hijas de nombre parecido fundadas por el Señor Fourier, párroco de Mataincourt, y en fin, las Damas Grises, que deben su nacimiento al Señor Vincent y a la Señora Le Gras”. Interesante colección de experiencias previas, a tener en cuenta, sin duda. Aunque, al final, como no podía ser menos, el canónigo ruanés concluya defendiendo reiteradamente su tesis: “Si se examina en su profundidad, en relación con su objeto y su principal fin, no hay nada más antiguo” que las Escuelas Cristianas de Barré y De La Salle; el primero para chicas y el segundo para chicos”.

Ruan (Francia)
¿Hasta qué punto es todo esto tal como lo cuenta Blain, y Rigault con él? ¿No se habrá extralimitado el primitivo biógrafo lasaliano en su loa al Padre Barré, cuyo prestigio en Ruan, ciudad en la que Blain estuvo incardinado la mayor parte de su vida, era muy alto? ¿No se dejaría llevar por aquella corriente popular de simpatía hacia el santo Mínimo, hasta exagerar su influencia sobre el joven canónigo de Reims? No hay que olvidar, por otra parte, que Blain conoció a De La Salle en sus últimos años de vida, y hasta podría considerársele como uno de sus amigos; tenía, por ello, sobradas razones para conocer en profundidad el alma del anciano Fundador[1].

En definitiva, es posible que haya algo de cierto en todas nuestras suposiciones. Pero lo que no se puede poner en duda es la influencia, mayor o menor, que ejerció sobre De La Salle el pensamiento espiritual y las obras apostólicas puestas en pie por iniciativa del santo Mínimo, influencia que llegaría hasta Juan Bautista a través de algunos amigos comunes, como Roland y Nyel, y también mediante el encuentro personal y el intercambio epistolar, por más que no nos quede constancia material de este último.

Hermano Josean Villalabeitia





[1] El Hermano Saturnino comenta la intervención del canónigo Blain en la cabecera del moribundo De La Salle, para tratar de aclarar el delicado problema de la suspensión de sus facultades como sacerdote, que se gestaba en el arzobispado contra el fundador de los lasalianos. Blain, buen conocedor del tema por ser uno de sus protagonistas, lo cuenta al detalle, pero no ha quedado ningún registro documental más sobre el incidente, por lo que nada concreto se ha llegado a saber en firme. De cualquier manera, da la sensación de que Blain, más que gestionar, como un funcionario diocesano más, un asunto oficial del arzobispado, lo que hace es preocuparse por resolver las dificultades de un amigo personal.

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